lunes, 13 de febrero de 2012

SORPRESAS DE SAN VALENTÍN

(1ª  parte)

Mañana es San Valentín y hay algo peor que llegue esta fecha y que haga dos meses que has roto con tu novio. Yo personalmente creo que no.

Me estoy acomodando en mi mesa de trabajo.

-Mañana es el día del Amor – esta es Deidre, la abeja reina de la oficina, cree que todos debemos adorarla y obedecerla. Lo lleva claro-. Oh, es cierto tú no tienes pareja, pobrecita.

-No sufras por mí Dee –no soporta que la llamen así-. Estoy disfrutando plenamente esta nueva faceta de mi vida.

-Es cierto, eso es lo que dicen todas las solteras amargadas.

Se aleja contoneando las caderas como si esto fuera la pasarela de París, dejando tras de sí un tufo de perfume dulzón que da nauseas, a lo mejor lo que da náuseas es ella, ahora mismo no estoy segura.

-Si te sientes sola mañana por la noche, puedes llamar al Doctor Amor –este es Jorge poniéndome morritos. Es un cargo intermedio, se cree irresistible, y yo no me lo explico, pero es cierto. Tiene una esposa en casa, se beneficia a su secretaria en el cuarto del material y tiene un par de líos fuera de la oficina.

-Cuando el infierno se congele.

-Di lo que quieras, pero sé que me deseas –le lanza una mirada que quiere resultar seductora y sólo consigue ser patética-. Ya caerás.

Se aleja pasillo abajo; por donde va se oyen suspiros a su paso. Yo debo tener algo atrofiado porque no me acercaría a él a menos de cien metros si no fuera que trabajamos en la misma oficina. ¡Gracias Señor, por mis deformidades!

-Por favor –musito cómo pueden ser tan superficiales-.

-No estás a su altura –este es Alex, repulsivo en todos los aspectos imaginables, hace de lastimar a las personas su pasión en la vida.

-¿Perdón?

-Nunca se fijará en ti, le gustan las mujeres más… exuberantes.

-Yo diría más bien que le gustan complacientes y tontas. Pero gracias por la información, ahora ya puedo volver a mi vida con el corazón intacto.

-Vaya, ya te has ofendido, no deberías ser tan engreída y aceptar un buen consejo con más elegancia.

-Pues te sugiero que si no te gusta mi estilo no te entretengas por aquí, seguro que tienes muchas cosas que requieren de tu… tacto.

-Más importantes que perder el tiempo contigo, seguro –se aleja de mí, por fin-.

-Buenos días. ¿Qué quería “el comadreja”?

-Buenos días, Marc –este es Marc, un tío majo, no majo de guapo, aunque se podría decir que sí lo es. Sino majo como persona. Amable, divertido, trabajador y cálido. ¿Yo he dicho cálido? Quería decir dispuesto a echar una mano a todo el mundo. Sí, eso-. Lo de siempre.

-Espero que no le dejes salirse con la suya.

-Lo intento, de verdad que lo intento.

Observo la espalda de Marc mientras se aleja hacia su despacho.

Mañana va a ser un día muyyyyy largo.

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